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El desafío de alcanzar una vejez digna en la República Dominicana


Don Miguel, un abogado y comerciante de 81 años, se mantiene activo para cubrir los gastos de su hogar, incluyendo servicios básicos, mantenimiento y alimentos. Además, enfrenta altos costos en medicamentos, tanto para él como para su esposa, quien es jubilada y diabética. A pesar de estar cansado, asegura que no puede dejar de trabajar debido a estas responsabilidades. Aunque adoptó hábitos de ahorro desde joven, reconoce que estos se están agotando.


En República Dominicana, la resolución 72-03 del régimen contributivo establece que los ciudadanos pueden acceder a una pensión por vejez al cumplir 60 años y cotizar un mínimo de 360 meses. Sin embargo, muchos enfrentan dificultades para planificar su retiro. Abelardo Peña, un empleado privado próximo a cumplir 60 años, señala que seguirá trabajando mientras tenga capacidad física y mental, ya que no ha diseñado un plan económico para su vejez. Aunque cuenta con fondos en la AFP y algunos ahorros, considera que estos no serán suficientes.


El economista Arismendi Díaz Santana, uno de los redactores de la Ley 87-01 que creó el Sistema Dominicano de Seguridad Social, advierte que el principal desafío del país en materia de pensiones es fomentar el ahorro individual con una visión a largo plazo. Señala que ni en República Dominicana ni en otros países es posible vivir un retiro digno solo con los pagos de las AFP. Además, menciona que, debido a cambios demográficos, como familias más pequeñas y jóvenes más independientes, el modelo tradicional de apoyo familiar en la vejez ya no es sostenible.


Díaz Santana resalta que la mayoría de las pensiones solo cubren lo básico, por lo que es necesario complementarlas con ahorros personales. Además, propone reformas urgentes a la Ley 87-01, como aumentar la edad de retiro a 65 años y elevar las cotizaciones mensuales de 9.97 % a 15 %, para mejorar las pensiones y garantizar un retiro más digno. Actualmente, los pensionados reciben entre el 15 % y el 20 % de su último salario, una cifra que considera insuficiente.


Otro problema señalado es el desequilibrio entre la cantidad de trabajadores activos y pensionados. Cada vez más personas retrasan su jubilación por temor a perder el seguro de salud o por necesidad económica. Otros continúan trabajando porque sienten que mantenerse activos les beneficia mentalmente. Sin embargo, la baja tasa de reemplazo y el aumento del costo de vida agravan la situación de los pensionados.


Díaz Santana sugiere implementar políticas de protección para los mayores de 65 años, como descuentos en servicios básicos, transporte, medicamentos y otros rubros esenciales, siguiendo modelos de países como Panamá. Estas medidas podrían aliviar la carga económica y garantizar una vejez digna en un contexto donde las personas viven más años y necesitan mayores recursos. Sin reformas estructurales, el sistema de pensiones dominicano continuará enfrentando desafíos significativos que afectarán a las futuras generaciones.

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