
En la República Dominicana, más de 15,000 estudiantes del sistema educativo preuniversitario carecen de actas de nacimiento, un documento esencial para validar su identidad y acceder a derechos fundamentales, como graduarse del bachillerato o ingresar a la universidad. Esta situación no solo limita su desarrollo académico, sino que también los excluye de programas sociales clave.
Lucía López, abogada y encargada del Programa de Declaraciones Tardías del Ministerio de Educación, explica que la falta de registro de nacimiento es un problema familiar, más que institucional. A pesar de que el Estado ha flexibilizado las políticas de documentación, muchas familias carecen de información o recursos para completar el proceso.
El Ministerio de Educación permite que los estudiantes sin acta se matriculen hasta la secundaria, pero sin este documento, no pueden recibir su título ni continuar estudios superiores. Además, la discriminación en el acceso a actas gratuitas agrava la situación, pues mientras los alumnos de primaria pueden obtenerlas sin costo, a los de secundaria se les exige un trámite adicional que implica un gasto extra.
Desde 2012, el Ministerio de Educación, en colaboración con Unicef y otras entidades, ha impulsado jornadas de documentación, logrando avances significativos, aunque insuficientes. En el último año, 379 familias fueron asistidas y más de 500 niños y niñas fueron documentados. Sin embargo, muchos casos requieren soluciones más personalizadas debido a complicaciones legales y notariales.
Más allá de las cifras, López enfatiza el impacto humano de este problema. La falta de documentación no solo afecta la educación, sino que también perpetúa la exclusión social y económica. “Obtener un acta de nacimiento no es solo un trámite, es darle a una persona la oportunidad de ser reconocida y de construir su futuro”.
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