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Expertos examinan las cajas negras en busca de pistas sobre el accidente aéreo en Brasil que dejó 62 víctimas.


imágenes aérea fuente EFE


Los investigadores del accidente aéreo que tuvo lugar el viernes en el estado brasileño de São Paulo, en el que fallecieron 62 personas, están centrados en el análisis de las cajas negras recuperadas del avión siniestrado, con la esperanza de que estas proporcionen las primeras pistas sobre las causas de la tragedia. Según el brigadier general Marcelo Moreno, director del Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aéreos (Cenipa) de la Fuerza Aérea Brasileña, los datos de las grabadoras de vuelo son esenciales para entender lo sucedido, aunque por el momento no existen hipótesis concretas sobre las causas del accidente.


Durante una rueda de prensa improvisada en Vinhedo, la ciudad cercana al lugar del siniestro, Moreno explicó que las cajas negras fueron rescatadas la noche del viernes y trasladadas a Brasilia, donde ya están siendo analizadas en el laboratorio del Cenipa. El proceso de extracción de datos se centrará primero en la grabadora de voz de la cabina, seguido por la grabadora de datos del vuelo, aunque no se tiene certeza de cuánto tiempo tomará este trabajo.


El general también señaló que es prematuro hacer comentarios sobre las diversas hipótesis que circulan entre los especialistas, siendo una de las principales la posible acumulación de hielo en las alas de la aeronave, lo que podría haber provocado la caída en picada. Sin embargo, enfatizó que la aeronave contaba con la certificación adecuada para volar en esas condiciones y estaba equipada con dispositivos para prevenir la formación de hielo.


El presidente de la aerolínea Voepass, propietaria del avión siniestrado, Eduardo Busch, también hizo una breve declaración, subrayando que las teorías que circulan son, por el momento, meras especulaciones. Además, Moreno reafirmó que hasta ahora no hay evidencia de que el piloto haya declarado algún tipo de emergencia a los controles de tráfico aéreo, ni se comunicó con ninguna torre de control para reportar problemas durante el vuelo.


En la misma conferencia de prensa, Thiago Pereira, director presidente de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC), aseguró que tanto la aeronave como los tripulantes cumplían con todas las condiciones y certificados necesarios para operar de manera regular.


El accidente, que ocurrió a unos 80 kilómetros de su destino final en São Paulo, es el más grave registrado en Brasil desde 2007, cuando un vuelo de la aerolínea TAM se estrelló en el aeropuerto de Congonhas, causando la muerte de 199 personas. A pesar de caer en una zona residencial, el avión se estrelló en los patios traseros de varias viviendas sin causar daños en las edificaciones ni víctimas en tierra.


Hasta la tarde del sábado, se habían recuperado 31 cuerpos, dos de los cuales, el piloto y el copiloto, fueron identificados mediante exámenes de dactiloscopia. Según el capitán Michael Cristo, portavoz del Cuerpo de Bomberos de São Paulo, muchos de los cuerpos están en un estado que dificulta su identificación debido a que quedaron calcinados, lo que requiere un trabajo de rescate cuidadoso y paciente. Cristo también mencionó que los primeros cuerpos fueron encontrados sentados en los asientos de la aeronave, lo que podría facilitar su identificación.


Finalmente, Voepass aclaró que el número total de víctimas es de 62, después de confirmar que un hombre que no figuraba en la lista inicial de pasajeros había embarcado debido a un error en el check-in. La aeronave, un bimotor modelo ATR-72-500 de fabricación francesa, cubría la ruta entre la ciudad de Cascavel y São Paulo con 58 pasajeros y 4 tripulantes a bordo.

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