Hace más de tres décadas, un dominicano fue ejecutado en EE.UU. mediante inyección letal.
- Russell Santos
- 8 oct 2024
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En la madrugada del 23 de marzo de 1993, Carlos Santana se convirtió en el primer dominicano en ser ejecutado en Estados Unidos, tras ser condenado por el asesinato de un guardia de seguridad durante un asalto a una camioneta blindada en Houston en 1981. Santana, de 40 años, fue ejecutado mediante inyección letal, a pesar de las súplicas de clemencia por parte de las autoridades dominicanas. La Corte Suprema rechazó dos apelaciones de última hora, una de ellas minutos antes de su ejecución.
El asalto, en el que Santana y su cómplice James Ronald Meanes planeaban robar 1.1 millones de dólares, tuvo lugar en abril de 1981. Vestidos con uniformes militares, los dos atacaron una camioneta blindada de Purolator Armored Inc., disparando contra sus ventanas y ordenando a los guardias que salieran del vehículo. Durante el ataque, uno de los guardias, Oliver Flores, de 29 años y también de origen latino, fue asesinado a tiros. Aunque Santana no fue señalado como el autor directo del disparo, fue condenado a muerte bajo la acusación de homicidio grave, que en varios estados de EE.UU. permite la pena capital aunque el acusado no haya disparado personalmente. Su cómplice, Meanes, fue ejecutado en 1998 por el mismo crimen.
La ejecución de Santana fue la número 55 en Texas desde que la Corte Suprema permitió la reanudación de la pena de muerte en 1976, y la número 196 a nivel nacional. Además, Santana fue el undécimo latino ejecutado en EE.UU. desde entonces. En su declaración final antes de morir, Santana dijo: "El amor es la respuesta, no el odio".
Durante su juicio, los abogados de Santana argumentaron que el jurado no tuvo en cuenta aspectos de su vida que podrían haber atenuado su responsabilidad, como el hecho de haber sufrido abusos durante su infancia y haber crecido en la pobreza extrema en una zona rural de la República Dominicana. Santana emigró primero a Puerto Rico y luego a Estados Unidos en 1974, donde trabajaba como electricista y enviaba dinero a su madre discapacitada en su país natal. Durante su estancia en el corredor de la muerte, Santana aprovechó el tiempo para obtener diplomas educativos y se convirtió en asistente legal autodidacta, ayudando a otros presos con sus casos.
Amnistía Internacional expresó su "profunda preocupación" por la ejecución de Santana, alegando que las pruebas no demostraban de manera concluyente que él hubiera sido el autor del disparo que mató a Flores. Además, destacaron las difíciles condiciones de vida que enfrentó desde su niñez. La organización subrayó que Santana mostró un cambio significativo durante su tiempo en prisión, aprendiendo derecho y ayudando a otros reclusos con sus asuntos legales.

Carlo Santana Ejecutado por la inyección letal
El intento de fuga de Santana en 1981, poco después de ser arrestado, también fue mencionado en su expediente. En junio de ese año, las autoridades encontraron armas y herramientas que planeaban usar para escapar de una celda de máxima seguridad en Houston.

Imagen fuente externa
Formulario de la ejecución
Finalmente, Santana fue enterrado en la República Dominicana, cubierto por una bandera de su país durante el sepelio. La historia de Santana es un recordatorio de la controversia y las críticas que rodean la pena de muerte en Estados Unidos, particularmente en casos donde no está claro quién fue el autor del disparo fatal.
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