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James David Vance advierte sobre sanciones y posibles acciones militares para presionar a Putin a aceptar un acuerdo.


El vicepresidente de EE.UU., J.D. Vance, ha advertido que podría imponer sanciones e incluso tomar medidas militares para presionar al presidente ruso, Vladimir Putin, a aceptar un acuerdo sobre la guerra en Ucrania.


En una entrevista con *The Wall Street Journal* (WSJ), Vance enfatizó que Ucrania debe mantener su "independencia soberana" y adelantó que cualquier acuerdo para poner fin al conflicto será inesperado.


El vicepresidente también señaló que, si Moscú no negocia de buena fe, la opción de enviar tropas estadounidenses a Ucrania sigue "sobre la mesa", adoptando un tono más firme que el del secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien días atrás sugirió que EE.UU. no desplegaría fuerzas militares.


"Existen herramientas económicas y militares para ejercer influencia sobre Putin", explicó Vance, dejando claro que Washington está dispuesto a usar ambas si es necesario.


La entrevista se publicó poco después de que el presidente Donald Trump anunciara su intención de negociar con Putin para acabar con la guerra en Ucrania.


"El presidente no abordará esto con los ojos cerrados", afirmó Vance. "Su enfoque será: ‘Todo está sobre la mesa, lleguemos a un acuerdo’".


Vance participará el viernes en la Conferencia de Seguridad de Múnich, un evento donde líderes mundiales debaten amenazas globales. Los funcionarios europeos, que buscan reuniones bilaterales con él, esperan que esta visita marque el inicio de una nueva etapa de cooperación con EE.UU. y que Vance detalle los planes para resolver el conflicto en Ucrania.


Sin embargo, el vicepresidente dejó claro que aprovechará el encuentro para instar a Europa a aceptar el auge de los partidos populistas, frenar la migración masiva y moderar las políticas progresistas.


"El problema radica en la censura y la migración. Tanto el presidente Trump como yo creemos que muchos líderes europeos temen a su propia gente", sostuvo Vance, agregando que alentará a los políticos alemanes a colaborar con todos los partidos, incluido el ultraderechista y antiinmigrante Alternativa para Alemania.

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