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Luis Abinader Retira la Reforma Fiscal Tras la Rebelión Ciudadana y el Clamor de los Cacerolazos


Winston Hernandez Noticias


En política, todo es posible. En esta ocasión, el presidente Luis Abinader intentó posicionarse como un héroe al retirar la polémica Reforma Fiscal, en medio de protestas masivas y un creciente descontento social. Sin embargo, su discurso, en el que se presentó como el "presidente de los pobres", contrasta con la realidad que han vivido muchas familias bajo su mandato, quienes aseguran haber visto reducido su poder adquisitivo debido al constante incremento de precios en productos esenciales.


La propuesta de "Reforma y Modernización Fiscal", impulsada por Abinader, enfrentó una oposición contundente de una sociedad cansada y unida en defensa de sus derechos. Las cacerolas resonaron en todo el país como símbolo de rechazo a una medida que, según muchos, afectaría principalmente a las clases media y baja. Miles de ciudadanos llevaron su descontento hasta las puertas del Congreso, donde líderes como "El Piro", de Somos Pueblo, encabezaron las protestas, exigiendo que se escuchara la voz del pueblo.


Uno de los puntos más controversiales de la reforma fue la propuesta de gravar viviendas con un valor superior a 5 millones de pesos, lo que habría afectado a miles de familias que luchan por tener un hogar digno. Pero esto fue solo la punta del iceberg. Durante su mandato, el país ha experimentado un incremento generalizado en los precios de productos básicos, desde alimentos hasta combustible, y una inestabilidad económica que ha golpeado fuertemente a las familias trabajadoras.


En su discurso al retirar la reforma, Abinader intentó venderse como el salvador de los sectores más vulnerables, destacando que retiraba la medida "por el bien del pueblo". Sin embargo, esta narrativa no convenció a muchos, quienes consideran que bajo su gobierno ha habido una disminución constante del poder adquisitivo, afectando la calidad de vida de millones de dominicanos. A esto se suman los cuestionamientos sobre los 48 millones de dólares en préstamos adquiridos durante su administración, una cifra cuyo destino sigue siendo incierto.


La retirada de la reforma, vista por algunos como un intento desesperado de salvar su imagen política, no ha logrado calmar las aguas en un país donde la falta de estabilidad económica y social sigue siendo un problema latente. Para muchos, el ruido de las cacerolas no solo simboliza el rechazo a la reforma, sino también a un gobierno que ha fallado en garantizar estabilidad y crecimiento para todos.


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