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Razones detrás de la reducción de las ondas tropicales en el Atlántico.


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En las últimas semanas, se ha registrado una notable disminución en la cantidad de ondas tropicales que se desplazan desde el Desierto del Sahara hacia el océano Atlántico, lo que ha reducido significativamente las condiciones favorables para la formación de ciclones tropicales.


Las ondas tropicales son sistemas atmosféricos que representan la etapa inicial en el desarrollo de ciclones; sin embargo, para transformarse en tormentas o huracanes, necesitan encontrar aguas oceánicas suficientemente cálidas que les proporcionen energía.


En esta ocasión, el patrón ha cambiado debido a la entrada de masas de aire más frescas y secas desde el continente africano, las cuales se extienden sobre el Atlántico. Esta inyección de aire estable limita la convección, es decir, la formación de nubes profundas, reduciendo la posibilidad de que las ondas evolucionen hacia sistemas tropicales organizados.


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Los expertos en meteorología indican que esta tendencia podría mantenerse en los próximos días, lo que se traduciría en una menor actividad ciclónica en la región del Atlántico. Esto contrasta con semanas anteriores de la temporada, cuando las condiciones eran más propicias para el desarrollo de tormentas.


La temporada ciclónica en el Atlántico y el Golfo de México —que comenzó el 1 de junio— ya ha dejado diez tormentas con nombre y cuatro huracanes. Entre ellas destacan “Andrea”, “Barry”, “Chantal”, “Dexter”, “Erin”, “Fernand”, “Gabrielle”, “Humberto”, “Imelda” y “Jerry”.


Los pronósticos iniciales para el 2025 preveían 18 tormentas nombradas, incluyendo nueve huracanes. Hasta el momento, “Erin”, “Gabrielle”, “Humberto” e “Imelda” han alcanzado categoría de huracán, y se espera que “Jerry” siga el mismo camino en los próximos días.


Esta reducción en la frecuencia de ondas tropicales no significa que la temporada haya terminado, pero sí representa una pausa significativa en la actividad ciclónica, especialmente en un periodo donde históricamente aún suelen formarse sistemas importantes. Los meteorólogos seguirán monitoreando las condiciones atmosféricas y oceánicas, ya que cualquier cambio como el aumento de la temperatura del mar o el debilitamiento de las masas de aire seco podría reactivar la formación de nuevos fenómenos tropicales.


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