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¿Será posible que el salami dominicano logre ser reconocido por la Unesco?


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¿Un salami Patrimonio de la Humanidad?


Aunque suene poco probable, en República Dominicana la idea ha ganado fuerza gracias a una campaña que busca que el salami dominicano sea reconocido por la Unesco.


Es importante aclarar que la Unesco no declara como patrimonio a platos aislados, sino a tradiciones gastronómicas completas. Por eso, no figuran la baguette francesa, la pizza napolitana ni el cuscús de manera individual, sino sistemas culturales como la cocina tradicional mexicana, la dieta mediterránea, el washoku japonés o el kimchi coreano.


Más que un embutido


Bajo esa lógica, un producto procesado por sí mismo no calificaría. Sin embargo, el salami dominicano no se presenta como un simple embutido, sino como el resultado de una historia cultural única.



Su origen se remonta a Sosúa en los años 40, cuando inmigrantes europeos mezclaron sus tradiciones de charcutería con las costumbres locales. Desde entonces, el salami se ha convertido en parte esencial de la vida cotidiana dominicana, un símbolo de identidad y memoria colectiva.


Hoy es tan parte de la gastronomía del país que resulta difícil imaginar un desayuno sin él. Presente en recetas populares y en la alta cocina, atraviesa generaciones, clases sociales y regiones, consolidándose como un alimento transversal que une al pueblo dominicano.


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Campaña y orgullo nacional


La marca Sosúa impulsó un manifiesto invitando a la industria a unirse para que el salami sea celebrado en el mundo como lo que ya representa para los dominicanos: orgullo nacional y herencia cultural.Además, en Change.org ya se han sumado cientos de firmas que respaldan esta iniciativa, presentada justo tras la celebración del Día Mundial del Salami. Para algunos, se trata de una cruzada cultural; para otros, de una estrategia de marketing bien aprovechada.


Camino a la Unesco


El proceso no es sencillo. Para lograrlo, el Estado dominicano tendría que demostrar que el salami forma parte de un sistema cultural vivo, transmitido de generación en generación, con prácticas que fortalecen la cohesión social y el sentido de pertenencia.



Aun así, la campaña ha abierto un interesante debate: ¿puede un embutido contar la historia de un pueblo? En el caso del salami dominicano, la respuesta parece ser sí. No es solo comida: es memoria, identidad, mezcla de culturas y símbolo de resiliencia.


¿Llegará a ser Patrimonio de la Humanidad? El tiempo lo dirá. Mientras tanto, cada bocado recuerda que, con o sin Unesco, el salami ya es parte de la herencia más sabrosa de los dominicanos.


Tu Periodico Digital lascabuyas.com


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