
El 4 de febrero, cerca de diez personas, incluido el presunto atacante, murieron en un tiroteo ocurrido en un centro educativo para adultos en Örebro, Suecia. La policía informó que al menos diez personas resultaron heridas, aunque el número exacto de víctimas y la gravedad de las lesiones no estaban claras al principio. Inicialmente, cuatro personas fueron reportadas como heridas, y poco después se confirmaron más víctimas.
El jefe de la policía local, Roberto Eid Forest, señaló que uno de los heridos podría ser el agresor, pero destacó que la investigación seguía abierta y que no se descartaba la posibilidad de que hubiera otros sospechosos. En respuesta al tiroteo, las autoridades desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad, con la presencia de ambulancias y vehículos de emergencia en el lugar, y confinando a los estudiantes de las escuelas cercanas.
Testigos, como el maestro Petter Kraftling, relataron haber escuchado los disparos y tomado medidas inmediatas para ponerse a salvo, mientras otros describieron cómo la alarma de seguridad se activó rápidamente. La policía ha abierto una investigación bajo los cargos de intento de asesinato, incendio premeditado y posesión ilegal de armas, y ha alertado que el peligro aún no ha pasado.
Por su parte, el gobierno sueco sigue de cerca el desarrollo de los acontecimientos en estrecha colaboración con la policía. Se reportó que el tiroteo involucró armas automáticas, lo que llevó a una reorganización en los servicios de urgencias y cuidados intensivos del hospital de la ciudad para atender a los heridos.
Aunque los tiroteos en escuelas son poco frecuentes en Suecia, ha habido incidentes graves en años recientes, como el ataque en 2022 en Malmö, donde un joven mató a dos profesores con un cuchillo. Esto pone de relieve una creciente preocupación sobre la seguridad en las instituciones educativas del país.
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